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El equilibrio corporal y mental es indispensable para llevar el estilo de vida más saludable. El estrés nos agobia de tal manera que puede perjudicar nuestras rutinas e, incluso, nuestra salud. Por esta razón, es importante dedicarle un tiempo a nuestra salud mental.

El mindfulness, la técnica que se practica a base de las enseñanzas de Buda, es una buena manera de concentrarnos en el presente, dejando ir las preocupaciones y todo aquello que nos agobia. Esta técnica puede ayudar con el estrés, los problemas de ansiedad, la depresión y hasta la impotencia. Solo es necesario enfocarnos en los ejercicios mentales de esta práctica para beneficiarnos de todo lo que puede hacer por nosotros. A continuación, te presentamos algunas estrategias para entrenar la atención plena y descubrir el mindfulness.

¿Por dónde comenzar?

En primer lugar, para poner en práctica la atención plena debes encontrar unos 30 minutos al día en los que puedas dedicarte a ella. Por lo general, lo ideal es hacerlo a la mañana, ya que todos tus sentidos estarán bien descansados y te será más fácil concentrarte. Desde luego, esto no quieres decir que no puedas practicar mindfulness en otro momento que creas más conveniente. Lo más importante es encontrar esa media hora que te permita conectarte con el presente a través de los sentidos.

Consejos para entrenar la atención plena

Si eres principiante, de seguro necesites algunas recomendaciones para dedicarte al mindfulness. Afortunadamente, la técnica de la atención plena solo requiere concentrarse en la respiración profunda para permitir que los pensamientos que emanan de tu mente fluyan libremente. Esto quiere decir que lo mejor es no detenerte a pensar, sino despojarte de las preocupaciones con cada respiración. Concentrarte en tu respiración es lo que te permite liberar más tensiones.

Por otro lado, si bien es importante dedicarle tiempo al mindfulness, no debes limitarte únicamente a la media hora en la que meditas concentrándote en tu respiración. Lo más especial de la atención plena es que puedes practicarla en otros momentos, si solo agudizas tus sentidos.

Por lo general, las preocupaciones y el ritmo de vida que llevamos no nos permiten detenernos a disfrutar lo que nos rodea. El mindfulness nos invita a reducir la velocidad y apreciar aquello que estamos haciendo. Por ejemplo, si disfrutas de la música, detente a escuchar todos los sonidos que componen una canción. Si, por el contrario, prefieres caminar por el parque, presta mucha atención a la naturaleza y sé consciente de tu propio cuerpo. Sin importar de qué actividad se trate, el mindfulness nos enseña, precisamente, a estar atentos. De esta manera, reduces tus preocupaciones y le encuentras más valor a lo que estás haciendo.

La atención plena consiste en la respiración profunda para dejar atrás los pensamientos positivos. Además, invita a agudizar todos los sentidos para concentrarnos en lo que estamos haciendo y encontrar nuevas maneras de disfrutar de nuestras actividades cotidianas. Dedicándole tan solo media hora al mindfulness y aplicando sus principios al resto de nuestro día podremos alcanzar el equilibrio y una vida más saludable.